jueves, 17 de noviembre de 2011

Cataratas de Pangsanjan

El domingo pasado volvió a tocar escaparse de Manila y el sitio elegido fueron las caratatas de Pangsanjan. Es una excursión de sólo un día así que tuvimos que levantarnos a la hora de acostarse los sábados madrugar un poquito. Con la legaña puesta, derechitos al taxi y de ahí al bus, que en dos horas nos dejaría en la provincia de Laguna, donde se encuentra Pangsanjan. Después al triciclo, que aunque aún no he tratado el tema de transportes y el tráfico, puedo adelantar que es una moto pegada a una especie de sidecar. Al principio no inspira mucha confianza pero todo cambia cuando has puesto al límite su estabilidad tras colapsarlo con 6 personas hay que tener fe.

Por fín llegamos al lugar donde empezaba la excursión. Allí nos montamos en dos canoas para navegar corriente arriba un río a veces marrón, a veces verde rico en tonalidades hasta llegar a las cataratas.
Ahora el ferri de Puerto Galera parece más ferri.
Si no hay una iglesia cerca, no es filipino, aunque se trate de un río.



Tampoco es filipino si no intentan sacar tajada. Increible pero cierto: el río tenía balsas-peaje.

El río es bastante largo y tiene varias zonas de rápidos por lo que puede parecer un viaje cansado pero nada más lejos a la realidad ya que lo que pagas por la canoa en realidad es alquilar a dos filipinos que se desloman remando y empujando la canoa a pulso en las zonas más complicadas.
Filipino nº1 llevándonos río arriba. Filipino nº2 es más tímido y no sale.

Como en este país son los amos del paripé impera el rigor más absoluto tuvimos que ponernos un corcho forrado de naranja los correspondientes chalecos salvavidas. Habría sido más util una mosquitera, francamente.
Además de los chalecos nos proporcionaban, cómo no, venta a bordo. Esta vez en canoa ambulante.
Chica de la canoa de al lado a punto de ser atacada en la cabeza por un mosquito local.
En el camino la canoa avanzaba por un cañón donde pudimos ver unos paisajes impresionantes de  plantas y cascadas que por mucha foto que ponga, es dificil transmitir si no es en directo.
Fijarse en nuestro tamaño (abajo derecha) para hacerse una idea del cañón.
Puede parecer que el agua no te alcanza.
Pero sí.
Por fín llegamos a la catarata del final donde, para hacerlo todo aún más indígena, cambiamos la canoa por una barquita de cañas de bambú donde según la posición que tuvieses te empapaba la catarata al caerte encima o te empapabas porque esa parte de la balsa ya estaba sumergida.
Lo mismo daba ir en balsa que nadando. Te calas igual.
Sólo necesitas 12 cañas, 2 cuerdas y 1 remo y ya tienes tu propia balsa de náufrago. Fácil, rápido y para toda la familia.
Me atreví sin el salvavidas. Valiente.
Una vez empapados, volvimos a recorrer el río hasta el inicio y vovimos a Makati para empezar a planear nuevas actividades. Ya las iré contando cada una a medida que las haga pero sí puedo dejar caer que al volver a la oficina me esperaba la caja: una invitación personal para el 23 de noviembre con las pistas We're brewing a modern love story (Estamos preparando una moderna historia de amor) y Experience the certainty of true love (Experimenta la certeza del amor verdadero). Y hasta aquí puedo leer.
La caja me esperaba en la Embajada...
...con un mensaje y algo más.

3 comentarios:

  1. pero que bontito, Alvaro...lindo passeo :) y si, muy indigena! jajaja

    a saber que hay dentro de esta caja... un beso!

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  2. vaya nenn... esto ya empieza a parecer una serie de la tele: engancha, y encima te dejan en suspense en el último minuto para que veas el capítulo siguiente!!!!

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  3. Ke pasisajes más bonitos, aprovecha ke eso no lo vas a ver por aki...y haz muuchas fotos!!

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