domingo, 30 de octubre de 2011

El PADI

Después de casi tres semanas en Filipinas ya era el momento de huir de la pedazo capa de mierda que cubre Manila de conocer algo más que la capital del país. Los vuelos internacionales salían por un ojo de la cara y para aprovechar en condiciones la mayoría de los destinos nacionales conviene tener el título de submarinismo: el PADI. Así que el tema está claro, tocaba sacarse el PADI.

Hay varias alternativas pero la de mejor pinta era pasar dos fines de semana en Puerto Galera, en la isla de Mindoro. Para llegar ahí  sólo hay que coger un bus hasta Batangas y de ahí el ferri a Mindoro. Cuando uno escucha ferri espera algo que tenga pinta de mantenerse a flote una embarcación más o menos grande, así que fue una sorpresa encontrar esta macropatera este barquito tan cuco.
El Jet Foil de Filipinas
No sería de última tecnología pero sí es cierto que estaba muy decorado con tranquilizadores mensajes del tipo “que Dios nos salve” que invitaban a saltar por la borda y llegar a la isla a nado al sosiego.
Seguramente sí fuese Dios quien nos salvase, porque si es por el personal del puerto...
Por fin llegamos a Mindoro. La isla es impresionante, con aguas transparentes, playas llenas de palmeras y con un festival de vegetación que no dejaba ver más allá de 10 metros tierra adentro. Se supone que este sitio es de los más normalitos de Filipinas así que menudas sesiones de playa y cocktails que me voy a pegar! menudos ecosistemas tan ricos hay aquí! 
Y esto es lo más normalito de Filipinas...
Aquí se pudo haber estrellado perfectamente el Oceanic 815
Se supone que deberíamos haber empezado con clases teóricas y luego a la piscina pero el instructor pasaba un kilo de todo vio en nosotros unos auténticos Bob Esponja y nos mandó directamente al mar. Muchísimo más bonito hacer las inmersiones entre corales y peces que en la piscina, sin duda.
Una vez estuve en el agua y conseguí apartar la música de Tiburón de mi cabeza me familiaricé con el entorno, empezamos a sumergirnos tal y como yo había leído en el manual antes de venir por si las moscas nos habían enseñado. Y es impresionante estar ahí debajo, tú crees que en otros lados, las algas mas verdes son te hundes y sueñas con ir arriba, qué gran equivocación mientras controles el tema de la presión del agua y el aire, la cosa va rodada.
Hasta 18 metros de vete tú a saber qué agua por debajo
Sonriendo porque aquí se hace pie
Pudimos ver corales, peces pequeñitos, peces ya no tan pequeñitos, una serpiente marina, barquitos hundidos, anclas…y medusas. En la segunda inmersión estuvimos acompañados por un ejército de medusas con tamaño desde una uña hasta un dedo. Está claro que a través del traje no van a picar, pero las manos y la cara estaban al descubierto y aunque era poco probable, yo ya me di el lote con una medusa en Malta y no había ganas de que me volviesen a picar en la cara. Lo que al principio era un estrés asqueroso una situación incómoda, al final se volvió un videojuego donde vas avanzando y tienes que evitar que las medusas te toquen para pasar de pantalla. Quien pierda se jode de dolor da por terminada la inmersión, y le toca esperar en el cuarto.
Recreación de la situación
En Puerto Galera nos alojamos en una pensión cutre como pocas austera y sencilla pero a pie de playa.
Terracita del desayuno
Estar tan cerca de la playa se agradece porque al llegar la noche también está de lujo. Todo muy variado, desde terrazas con música a tope y camarer@s travestis (muy comunes aquí, llamados LadyBoys) o karaoke hasta otra zona muy tranquilita donde pudimos esnucarnos en la arena y ver la cantidad de estrellas que se distinguían en el cielo.
Terracita de copichuelas desayuno nocturno

Vimos desde constelaciones o la via láctea hasta varias estrellas fugaces así que el finde fue de lo más completito. Aun queda rematar el curso con otro fin de semana, así que ya os contaré cómo acaba la cosa!

1 comentario:

  1. ¡¡¡ Qué bonito tio !!!, me imagino el momento Dory-Marlyn esquivando las medusas, jajajajaja. Me encanta ver cómo disfrutas cada momento pero reconozco que me das envidia, jaja. Un beso cariño desde Torrevieja.

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